Escri­bo rabia a dos manos con la boca con el cuerpo
con pacien­cia rota con uñas y desvelo la escribo
una y otra vez en las pare­des en la som­bra caida
por el tiem­po escri­bo rabia en la piedra
en la impo­ten­cia indig­na­da en cada vuelta
de esquina sobre pape­les de diario sobre el viento
con la san­gre escri­bo rabia con los huesos
en cada casa donde las otras rabi­as de asamblea
afi­lan sus gri­tos sus palos su machete
en las escali­natas que lle­van a la injusticia
por los pasil­los de los burócratas de la infamia
la cla­vo como una señal al bor­de de los pozos
donde caen siem­pre cie­gos los sueños
por donde emi­gran los hijos
donde gotea el futuro hacia el abismo
escri­bo rabia con los pies    con el codo a codo
bajo el sol de noche y en la noche de sol
de la mano de quien amo escri­bo rabia
en la luna en los can­da­dos de las clausuras
en chime­neas muer­tas y ara­dos oxidados
en las mesas vacías y la tris­teza del hermano
escri­bo rabia con todas las letras hago viento
de rabia pan de rabia pro­fun­do respiro de rabia
y la rabia crece y crece y crece como el río
como el día como un niño rabioso crece y crece
y lle­ga a las sue­las de los zap­atos y luego
a los tobil­los y después trepa las piernas
les salta al cuel­lo a los hipócritas
a los mul­ti­pli­cadores de dolor ajeno y muerde
muerde esta rabia  hunde colmil­lo infinito.
 

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