mien­tras el cielo y el mar
empatan en misterios
la tier­ra alrede­dor de mí
crea una isla de ti
donde gano todas las batallas
pal­abras entre nos
que son luces en la rib­era del mundo
entonces creo en milagros
la trans­mi­gración del yo
a un durazno entre tus manos
ese día inmenso
que siem­pre hay en tus ojos
que me obliga a dibujar
soles a cada rato

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